TÍTULO ORIGINAL: La Ciénaga
AÑO: 2001
DURACIÓN: 102 min.
PAÍS: Argentina
DIRECCIÓN: Lucrecia Martel
REPARTO: Mercedes Morán; Graciela Borges; Martín Adjemián; Leonora Balcarce; Diego Baenas; Silvia Baylé; Sofía Bertolotto; Juan Cruz Bordeu; Andrea López; Daniel Valenzuela; Noelia Bravo Herrera; Sebastián Montagna.
GÉNERO: Drama. Vida Rural. Familia. Crítica Social. Alcoholismo. Vida Cotidiana.
SINOPSIS: «La Ciénaga», dirigida por Lucrecia Martel, es una película que ofrece una mirada profunda y crítica a la vida de la clase media argentina en un contexto de decadencia y estancamiento. La historia se desarrolla en la provincia de Salta, en el noroeste de Argentina, y sigue a dos familias relacionadas entre sí por lazos familiares y un ambiente de deterioro tanto físico como emocional.
La trama se centra principalmente en dos mujeres: Mecha y Tali. Mecha, interpretada por Graciela Borges, es una mujer de mediana edad que vive en una casa de campo en ruinas, rodeada por una piscina sucia, lo que simboliza el estado de abandono y decadencia que permea su vida y la de su familia. Mecha está casada con Gregorio, un hombre indiferente y apático, y juntos tienen varios hijos, cada uno luchando con sus propios problemas y desilusiones. La casa de Mecha, denominada «La Mandrágora», es un lugar caótico donde el alcoholismo y la negligencia son habituales.
Por otro lado, Tali, interpretada por Mercedes Morán, es la prima de Mecha y vive en la ciudad cercana de La Ciénaga. A diferencia de Mecha, Tali parece llevar una vida más ordenada, pero también enfrenta las presiones y tensiones de mantener a su numerosa familia. Ella está casada con Rafael, un hombre que parece ser más estable que Gregorio, pero la relación no está exenta de conflictos. Tali y Mecha tienen una relación compleja, marcada por la cercanía familiar pero también por la envidia y el resentimiento.
La película se caracteriza por su atmósfera opresiva y su ritmo pausado, lo que refleja el calor agobiante del verano argentino y la sensación de estancamiento que afecta a los personajes. Martel utiliza con maestría el sonido y la composición visual para crear un ambiente de tensión y claustrofobia. Los sonidos de la naturaleza, como el zumbido de los insectos y el croar de las ranas, se mezclan con los ruidos de la vida doméstica, acentuando la sensación de decadencia y abandono.
Las relaciones familiares están marcadas por la ambigüedad, la falta de comunicación y la violencia latente. Los niños y adolescentes de ambas familias deambulan por los espacios deteriorados, buscando formas de escapar de la monotonía y la frustración. Sus actividades y juegos a menudo reflejan la descomposición moral y la ausencia de autoridad en sus hogares. La película sugiere que esta generación está condenada a repetir los errores y la apatía de sus padres.
Un tema central en «La Ciénaga» es la crítica a la clase media y su incapacidad para enfrentar y resolver sus problemas. A través de la representación de Mecha y Tali, Martel explora cómo la apatía, el racismo y la indiferencia hacia el servicio doméstico indígena contribuyen al aislamiento y la degradación de estas familias. La película también toca aspectos de la identidad nacional argentina, cuestionando la imagen idealizada del campo y exponiendo las desigualdades y tensiones que subyacen en la sociedad.